lunes, 16 de febrero de 2015

Si no te hubiera conocido

Si no te hubiera conocido, asociaría el color verde a la selva y no al brillo de tu mirada.
Y mis manos se habrían quedado pequeñas y frías. Y tu risa no sería mi canción favorita.
No habría empatado en carreras de ascensores, ni sabría escuchar el silencio que puede esconder un rellano.

Si no te hubiera conocido seguiría pensando que el invierno es frío, que hay retos que no son alcanzables, que existen lugares más románticos que El Retiro al atardecer. Que para viajar no hace falta pasaporte sino ganas de romper brújulas sobre tu cuerpo -bajo las sábanas-. Y podría beber vino sin imaginarte -copa en mano- poniendo para mí esa canción.

Si no te hubiese conocido, querida, el mañana se proyectaría difuminado en mi cabeza, tu recitar no me habría llevado al orgasmo, seguiría fumando de más, y acumulando versos tristes en libretas -sentenciando que el amor no existe-. Abrazaría más botellas de ron que ocasos, leería a Salem sin desearte, y no sabría que en la nieve se pueden escribir secretos.

Seguiría creyendo que lo más bonito de tu pueblo es su catedral. Qué ilusa! Si no te hubiera dejado entrar, no habrías desvirgado mi buzón luso, ni habría jugado a las damas de madrugada, y el tacto de la franela sería aún mi preferido y no la piel que envuelve tus costillas. No podría soñar con tu voz, ni sentirme en las nubes si me miras.

No habría aprendido a bailar y mi país favorito no serían tus caderas. Y qué desperdicio de aeropuertos! Si por ti no fuera, la noche parecería oscura, echar de menos sería triste, y el tesoro de mis mapas no podría estar escondido entre tus piernas.






sábado, 14 de febrero de 2015

Barcelona te ha visto bailar

Cae de nuevo el sol; y la idea de que olvides lo nuestro me eriza la nuca, y las olas al romper contra las rocas, salpican pedazos salados de aquello que fuimos. Y fumo sin control y las cortinas acumulan un humo de yerba desesperada por no tenerte, y mis sábanas lloran –aún tendidas al sol- por haber perdido tu olor desde hace ya demasiados lunes.  

Joder esos pantalones! Me encantaban aunque fueran difíciles de quitar, y la manera en que balanceaban tus caderas a ritmo de ese blues que era tu andar. Ese paso firme cruzando Arc de Triomf, para desembocar en atardeceres de Ciutadella y risas, malabares y besos, mate y pies descalzos.

Barcelona te ha visto bailar bajo la luna, después de reiteradas visitas a una barra, en la fiesta mayor con orquesta de cualquiera de sus barrios. Te ha visto bailar con menos ropa, con los ojos cerrados, echando de menos al final de un concierto con cuatro cerves de más.

Te ha visto bailar feliz, y conmigo, y ante los ojos deseosos de espectadoras noctámbulas. Bailar mientras te lías un cigarro con esa carita a medio gas, buscando en tu riñonera fuego cuando yo sabía desde cualquier rincón que la llama ardía en tus ojos.

Hubo una Barcelona que te vio bailar celebrando exámenes, o después de un entreno. Mover ese culo que me lleva a la locura en el centro de cualquier pista. Enamorada, segura de ti misma, con esas ganas de comerte el mundo que un día hicieron que despertara con ganas de comerte a ti.

Incluso te ha visto bailar pedaleando, sorteando autobuses en esa bicicleta que te lleva a clarinete, a la filmo los martes, al vegetariano de Gràcia cuando aún es principio de mes.

Has bailado desnuda a los pies de mi cama, también llenándote los pies de arena entre camisas a rayas y rom cremat. Y después de mucho ron -y esa irresistible sonrisa- en algún momento incluso, conseguiste que bailara yo.

Te supe preciosa ante el espejo, colocándote los auriculares  antes de salir de casa. Abriendo las ventanas cuando yo siempre quería dormir dos minutos más (y hacerte el amor con sueño durante horas). Ese saber madrugar que alegraba a los vecinos, al portero, a la camarera donde recogías tu capuccino rumbo al trabajo, y a cualquiera que se cruzara contigo y tuviera gusto por el arte moderno.

Fascinante era pasear de tu mano por el Born, perdernos por esas callejuelas mientras sentía que me llevabas a cualquier trinchera en que sirvieran te con especies, respirar tu risa, y sentirme a salvo. Habría trazado cuarenta y nueve mapas sin salida para cualquiera de aquellas citas. Tu siempre llevándote la atención de todos los del bar con tu andar, con tus labios rojo carmín, con tu saber brindar. Y yo feliz a tu lado, imaginándote incluso al compartir mesa. Buscando libros con los que sorprenderte, viendo pelis que sé que te llegan al alma -de madrugada- para intentar estar cerca de ella. Y de ti.

Y es que amor, eres recuerdo que aún quema. Que todavía me hace buscarte si despierto sobresaltada de una pesadilla. Para que me abraces, para que calmes mis miedos, para sentir tu piel. Y amanecer sin encontrarte…dudo que se pueda sentir más vacío. Supongo que porqué tu manera de vivir la vida lo llenaba todo, me llenaba entera. Dejaba reserva en la recámara y hacía estallar brotes de primavera cuando gemías, y te arqueabas, y siempre querías más.


miércoles, 4 de febrero de 2015

Llevo toda la mañana escuchando poemas
y me muero por desnudarte.
Yo también quiero hacer poesía.