martes, 25 de noviembre de 2014

Bailas y sonries

Das la vuelta a mi estómago como quien gira una carta,
sabiendo que tiene las de ganar.
Pones mi imaginación patas arriba
y olvidas tus zapatos al lado izquierdo,
y que existe el tiempo. También yo olvido eso.
Bailas y sonríes, así protagonizas mis sueños.
Danzas con la punta de la nariz colorada por el frío
y las manos ardiendo -como yo-, resguardadas en mis bolsillos.
Paseas y esa cintura al avanzar me hace a mí retroceder
-diez años por lo menos.-
Tienes en la voz tanto azúcar, que mi alma es diabética por ti.
Que mis manos tiemblan por ti,
que mis recuerdos se empezaron a crear al conocerte
para no poder retener un mirada que no venga de tus ojos,
ni un andar que no sea tu andar
y mi vieja caja de fotografías no quiere retener
 -en blanco y negro-
una espalda que no sea la tuya abrazando mi cama
después de habernos follado todas y cada una de las dudas
que resbalan silenciosas por tus piernas
nadando hasta los pies para pisar el presente
y pintarlo de subiría mil azoteas para estar más cerca del cielo,
pero prefiero un beso tuyo como atajo.






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