A veces te pienso con prisa
y estallo antes de recrear tus pupilas.
Te busco en recortes
de periódicos de antaño
en viñetas de
-amores-
con
fin.
A veces te sueño despierta
y quisiera dormir en tu ombligo
y apretar(te) -fuerte- sin calma
para luego parar(me) sin más.
A veces el ruido que hace tu risa
me estalla en los oídos
y no puedo dejar de florecer.
Tampoco en otoño.
A veces
me relamo los dedos
y el sabor
de las tardes
de estación, rebrota.
A veces deseo follarte
como quien lanza cuchillos
con los ojos vendados
y sed de sangre y puntería.
A veces te escribo en lugares
que nunca visité ni visitaste
que llevan nuestro nombre escrito
y el de Febrero y Abril.
A veces te dibujo y me dibujas
en un país para amantes
sin aduanas, ni registros
ni nadie que nos espere al volver.
A veces me sonríes sin pensar en nada
y yo invento en tu mirada historias
que nunca proyectaste en mí
-que yo no viviría sin ti a mi lado.-
A veces me compones en pentagramas
que luego olvidas en tu funda de guitarra
y aparezco -por sorpresa- a plena luz
un Domingo en que quieres conquistarla.
Y otras vez, mi amor
me olvido de ti, de mi, del calendario
y me propulso para no tener
nada
que
ver
con
(el)
ayer.
Y es entonces, mi amor cuando creo
que si te pienso sin prisa
escueces más pero abrigas
y soy tan tuya que lluevo en gris.
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